jueves, 30 de julio de 2009

Fin de una era

César Sandoya Valdiviezo
Hoy terminan 11 años de gobierno municipal del alcalde Germán Sánchez González, administrados en tres periodos distintos (1989-1992) (2000-2009). Un balance a su gestión deja un saldo en rojo, derivado de los múltiples errores cometidos y que nunca tuvo la voluntad de corregirlos, pese a que fueron advertidos por la prensa.
El alcalde Sánchez se aferró al poder, pretendió establecer un cacicazgo que le permita perennizarse, a sabiendas que sus promesas de campaña nunca fueron cumplidas a cabalidad y que utilizó el doble discurso para engañar a la gente.
Pretendió seguir gozando de los privilegios que otorga el poder y hasta penetró en su vanidad y defensa a ultranza de su ego para convertirse en una especie de alcalde vitalicio.
La frase de Jefferson: “La política es el arte de servir”, quedó mutilada por el Alcalde amante del poder porque sus acciones confirmaron otra cosa: “La política es el arte de servirse”.
Basta con recordar que el lujoso vehículo de la alcaldía estuvo al servicio de su familia para viajes distantes, burlándose de organismos como Contraloría que se encargan de vigilar el correcto uso de los bienes del Estado.
El carro que convirtió en ambulancia nunca estuvo al servicio de todos, sino a favor de los más cercanos a él. Cuando un morador pobre de la comunidad rural lo solicitada trasladar a algún familiar enfermo tenía que correr con los gastos de combustible.
Los empleados y trabajadores se convirtieron en sus mejores aliados hasta cuando le fueron útil. Hoy se va dejando una deuda de cuatro meses de sueldo a los empleados y tres a los trabajadores. En una encuesta virtual de este periódico donde participaron 200 lectores, el 98 por ciento opinó que el Alcalde saliente debe dejar cancelando los haberes a los servidores municipales, pero no cumplió pese a que los recursos para esos fines llegaron puntualmente.
La maquinaria municipal nunca fue la solución a la problemática vial. Las comunidades siguen incomunicadas en época de invierno y los agricultores tienen dificultades para transportar sus cosechas a los mercados a causa de los caminos vecinales inaccesibles.
Su riqueza acumulada coincidió en sus administraciones municipales, y como para que esto no quepa duda, invirtió en bienes raíces. Por ejemplo, el hotel más lujoso que tiene el cantón es de propiedad del Alcalde y la urbanización más grande de Pindal también es de propiedad del Alcalde. La maquinaria municipal estuvo al servicio de sus intereses personales, porque en las últimas semanas, sin mayor desparpajo, ordenó que aplanen los lotes de su propiedad que puso en venta.
También cuenta con una lista de viajes impresionante, que pone a competir con funcionarios de la Cancillería. Emprendió periplos a puntos distantes y pretendió expropiar en forma ilegal propiedades a la señora Ulvia Sandoya y al Padre Asdrúbal Astudillo.
Viajar en este tiempo de globalización no está mal en función de los resultados que se obtengan. Pero si ni siquiera se conocen los beneficios de esos viajes, entonces llama a la reflexión: ¿Para qué tantos viáticos?
La supuesta autogestión no tuvo mayor efecto. Los resultados no han sido alentadores, porque basta con echar una mirada a las calles en las que esperan las obras están totalmente destruidas por el abandono desidia y ausencia de las autoridades viajeras.
También se declaró enemigo de la prensa independiente y atacó a los periodistas considerados por él sus enemigos, sin considerar que un pueblo en construcción necesita un periodismo en construcción.
Esta situación colocó a los periodistas entre fuegos cruzados, no solamente por injusta postura del Alcalde sino porque puso en tela de duda la integridad profesional y moral.
Que todos estos errores no se vuelvan a repetir con la nueva administración que empieza mañana. Dejemos el pasado atrás y construyamos el futuro con la verdadera participación de todas y todos los ciudadanos comprometidos con el verdadero cambio que requiere el cantón.
Y en estas efeméridas digamos un rotundo
¡VIVA PINDAL!

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