Escriben los lectores

Me dicen que en Pindal, próspero cantón del oeste lojano, se ha elegido un alcalde a la medida: carismático, dinámico, firme y honesto en sus decisiones; por ende, no proclive a la dañina manipulación de nadie. No puede ser de otro modo, si políticamente es militante activo de la Revolución Ciudadana.
Además, el flamante alcalde, Econ. Bolívar Jumbo, tiene de ventaja los dignísimos, preclaros y valientes ancestros del altivo pueblo pindaleño. De esos que han dado justa fama a su lugar natal, porque tenían como norma estricta la "Palabra de Honor", tan respetable y definitiva como el documento más solemne autorizado por la autoridad legal de hoy.
Esos viriles ancestros, pioneros del agro de ese entonces, son los entrañables Guaycha, quienes fundaron Pidal a finales del siglo XIX, en el fecundo valle de los Pindos, esos bambúes señeros, seguros protectores del sistema hídrico y la refinada riqueza ictiológica, lamentablemente desaparecida, pero que es posible resucitar.
El alcalde Jumbo tiene la ineludible obligaciòn de cumplir con esmero sus promesas: es indudable que las cumplirá; pero el muy digno pueblo pindaleño tiene el deber impostergable de hacer causa común con la alcaldía para alcanzar el progreso inmediato y la grandeza del pueblo pindaleño. No con palabras simplemente, sino con hechos auténticos y perdurables.
Viva el pueblo pindaleño
Dr. Raul Sandoya Espinosa
Quito - Ecuador