El mayor reto pedagógico

Por: Amable Ayora Fernández
VIVIMOS en un país en vías de desarrollo cuyos problemas como: el desempleo, la pobreza, la desnutrición, la violencia intra.-familiar, crisis de valores, una educación de baja calidad, etc, los mismos que por su propia naturaleza y multicausalidad todavía no han sido solucionados. El serio conflicto que se presenta en la educación ecuatoriana entre los maestros y el Ministerio de Educación radica en la anhelada evaluación docente.

Ratificamos el hecho que, la educación es un detonador imprescindible en la transformación de la sociedad y que en la historia de nuestro país los cambios en materia educativa a la luz del desarrollo científico-técnico son cada vez más imprevisibles toda vez que vivimos serios y complejos desafíos en el mundo contemporáneo. Pensamos que el proceso de la evaluación pedagógica cobrará vida si es percibido por los docentes, alumnos y la sociedad como pertinente a las demandas y si se traduce en un cambio de prácticas profesionales.
Más, en materia de la calidad educativa ésta se constituye en un pre-requisito de la viabilidad y el fortalecimiento de la soberanía nacional y un instrumento de justicia que nos permitirá a los docentes ecuatorianos a trabajos dignos y remuneradores, por lo que sin la modernización educativa no tendríamos una verdadera práctica de la modernización nacional. Por lo tanto, tenemos el firme criterio que antes de la aplicación de la evaluación educativa, es más importante una revisión integral del sistema educativo nacional en el que vivimos. He aquí, uno de los mayores retos pedagógicos.
Estamos en el camino a rehacer nuestra historia, de llegar a la excelencia educativa, y a lograr nuestra identidad, a formar al nuevo hombre en el compromiso de orientar sistemáticamente a la niñez y a la juventud ecuatorianas y nos orientamos en el camino de la rendición de cuentas a la sociedad… Éste comportamiento altamente responsable nos permitirá dimensionar que, el futuro del hombre es un reto de creatividad para sustituir los viejos paradigmas por los nuevos valores de convivencia humana.