jueves, 5 de febrero de 2009

La música lo apasiona

Desde hace 45 años que aprendió a cantar y a entonar la guitarra, la música para Galo Antonio Valdivieso Vega ha sido su mejor compañía.
Sus amigos del barrio y aula siempre admiraron su voz y habilidad para la guitarra, de ahí que la presencia de Galo era infallable en cada reunión social.
Este pindaleño de 54 años, 32 de los cuales los vivió en Machala, proviene de un hogar humilde pero lleno de valores. Su padre Samuel también fue un amante de la guitarra y de la música, al igual que sus hermanos y hermanas.
Es amante de las baladas, pasillos, boleros, bals, pero aclara solo canciones seleccionadas de artistas como Eduardo Brito, Hermanos Miño Naranjo y Carlota Jaramillo. La música protesta también le apasiona, especialmente la que entonan los Jarkas, Silvio Rodríguez, Johan Manuel Serrat, Pablo Milanés, Francis Cabrel y Facundo Cabral.
Su fama paseó por Machala donde formó parte del Coro de la Universidad Técnica de Machala por 10 años. La música le trajo satisfacciones, pero al mismo tiempo lo acercó al vino y a la conquista de corazones. No obstante, desde el 2000, cuando ingresó a la iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, se alejó de todo lo que él llama excesos dañinos. A esa religión también pertenece su esposa Jenny Ochoa Ordóñez, y sus hijos: Andrea, Galo, María, Milena y Diriel, con quienes ora en su domicilio por las noches.

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