domingo, 9 de agosto de 2009

Un Ángel en el cielo

Dr. Raúl Sandoya Espinosa
"Dios mío, Dios mío, que solos se quedan los muertos....", exclamó nostálgico el poeta Gustavo Adolfo Becquer.
Luz Emérita Sandoya Espinosa, dignísima dama pindaleña, de honorables ancestros, falleció en Quito la noche del primero de agosto, 2009. Quedamos, de pronto, tristes y atónitos, errantes en la penumbra del desconsuelo. Lloramos mucho, musitando plegarias y oraciones.
La plácida aurora del día siguiente vagaba dulce y serena sobre el undívago paisaje andino, mientras en el cielo diáfano velaban aun silenciosas las estrellas y dos luminosos luceros, como estelares augurios sobre la faz de esta tierra amada.
Entonces recordé a Lenora de Edgar Alan Poe, "a quien llámanla Lenora los querubes en la altura.." Junto al reluciente féretro, flanqueado de luz y frescas flores perfumadas, se improvisó un altar para que oficiara misa un amable sacerdote. Nosotros, contritos y de hinojos con nuestra familia y parientes solidarios; amigas y amigos asaz consecuentes, tributamos un sentido homenaje de despedida a Luz Emérita hacia el misterio de la eternidad.
Róger Bustamante, el querido primogénito de Luz Emérita y Manuel pronunció una oración fúnebre admirable, conmovedora, elocuente y lapidaria, para por siempre recordar; pues nos reveló algo sublime y sencillo sobre una voz familiar que le llamo de muy lejos y le dijo al oído: "hola, te felicito y nos felicitamos todos por el luctuoso acontecimiento. desde ahora indudablemente tenemos un ángel en el cielo". Le sorprendieron estas palabras, porque el esperaba el triste pésame de rutina; pero al instante comprendió la sutil insinuación de esperanza y reflexión, así como el sentido moral y cristiano del mensaje.
Virtualmente nos despertó de la adormilada sensiblería al relatarnos un hecho sublime, pleno de esperanza y reflexión, un mensaje de contenido moral y cristiano.
Luz Emérita, fue una mujer ejemplar, dulce y sensitiva. Enfrentó los problemas de la vida con inusitada energía. Dotada de una meliflua voz angelical desde niña desempeñaba honoríficas actuaciones en las horas sociales escolares con sus inolvidables canciones; después en las veladas culturales para el pueblo.
En lucha indómita, para prevalecer dignamente con su familia, adquirieron con su marido, el caballero Manuel de Jesús Bustamante Álvarez, una casita hermosa, con el calor de un vendito hogar donde nacieron y crecieron sus bellos y ejemplares hijos: Roger, Miriam, Beatriz, y Yadira, quienes se han proyectado triunfantes en su dorado porvenir.
Querida hermana Luz Emérita, serás para nosotros sempiterna luz y no te olvidaremos jamás.
Quito-Ecuador

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