Raúl Ramírez falleció hace 10 años

Hoy se recuerda la primera década del trágico accidente aéreo que terminó con la vida del Subteniente Ángel Raúl Ramírez Sandoya, hecho acaecido el 10 de diciembre en 1998 entre los límites de las provincias de Manabí y Guayas. Raúl nació en el cantón Pindal el 16 de junio de 1975. Desde muy pequeño demostró grandes dotes de virtud y talento, además de una fuerza de carácter propia de los hombres que nacen predestinados a servir de ejemplo a las juventudes venideras, ya que el poder que le dio el cielo sólo le sirve de consuelo, orgullo y respeto.
Sus estudios primarios los realizó en la escuela Luis Urdaneta de Pindal, su ciudad natal y secundarios en el Colegio Nacional Mejía, en Quito, donde obtuvo el título de bachiller en la especialidad de Físico Matemáticas, destacando como excelente alumno.
Luego ingresa al Escuela Militar "Eloy Alfaro" en el año de 1994. Cumple su sueño graduándose de Subte. del Ejército el 7 de agosto de 1998. Es nombrado Brigadier, distinción que es otorgada a los cadetes más destacados en todos los ámbitos de la preparación militar.
Sobresale en forma excepcional como deportista. Tiene varias medallas en algunas competencias Intercompañías, Interescuelas Militares y competencias nacionales. En el 15 Sudamericano de Cadetes obtiene su mayor logro, siendo acreedor a la medalla de oro, por el titulo de Campeón Sudamericano, disciplina esgrima.
Luego de su graduación de oficial ingresa a la Escuela de Pilotos de la Fuerza Terrestre ubicada en Guayaquil. Después de 4 meses de haber alcanzado con pasos firmes, en su madurez profesional emprende el precoz vuelo a la eternidad. Fallece en un trágico accidente aéreo el 10 de diciembre de 1998. Con 60 horas de vuelo. Noticia de enorme conmoción nacional.
Nota de Redacción: Raúl tú sembraste con paciencia una ilusión y con rocío de esperanza la ofrendaste siempre. En el alma y en el corazón nunca te faltó amor, te entregaste a la Patria desde muy temprano con paso firme de gran soldado. Llegaste donde se ama y sueña. Su aureola iluminará a las presentes y futuras generaciones para que transiten sus dificultades por el derrotero del triunfo, el respeto y la razón. Hasta siempre hombre de bien.